Dentro de las fiestas, los mozos tenían un juego que organizaban en las eras de arriba y se llamaba "San Pablo que le den buen palo". Consistía en enterrar un pollo grande y hermoso con la cabeza fuera, y los mozos uno a uno con los ojos vendados, intentaban atizarle en toda la cresta (como la piñata) hasta que alguno acertaba... luego se lo comián. Rafa Celis.