El
río Urbel también fue históricamente aprovechado para mover las ruedas de numerosos
molinos harineros que existían a lo largo de su recorrido, así como algunos de aceite de linaza, la mayoría actualmente arruinados o desaparecidos, aunque todavía se conservan varios. En el diccionario de Madoz se citan pormenorizadamente, al igual que un batán en Lodoso, y telares de lienzo y estopas en
Santa María Tajadura y Las Quintanillas, donde existía también una
fábrica de colchas. Aparte de estos testimonios protoindustriales, la
agricultura de secano (cereales y patatas) y la
ganadería ovina y bovina han sido siempre las bases de la economía tradicional de estas comarcas burgalesas. También es preciso citar su gran riqueza cinegética, con numerosos cotos de
caza menor: perdiz, codorniz y liebre.