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Nacimiento del río Úrbel, FUENTE URBEL

EL URBEL POR EL TOZO
Perdidos entre linderos y pertenencias de Villadiego y Sedano, llegamos a Úrbel del Castillo. Íbamos buscando la larga alineación geofísica del Tozo. Posiblemente ésta, nos descubrirá en su momento, muchos de los grandes misterios que guardan las estructuras subterráneas (periféricas de La Lora), del fenomenal manto cretácico de la Meseta de Burgos. Al mismo tiempo, conoceremos los recursos geológicos de estas tierras, abandonadas por las manos del hombre; que siguen esperando del cielo, el milagro para no morir Irremisiblemente.
Úrbel del Castillo, es un pintoresco rincón, que remata y polariza su belleza natural de humilde villa y austera aldea; con su castillo alzado. Este, se yergue sobre el risco que separa sus dos barrios extremos. Solamente queda en pie la torre del homenaje con sus almenas; como un elemento aislado, engarzado en la coronación cimera del espolón rocoso. También se observan aún, vestigios de muralla y cimientos, de lo que fue un verdadero castillo. La torre (según versión de la voz. el saber y la experiencia de un hombre bueno, Victoriano Martínez) sirvió de atalaya y vigilancia de tránsito medieval, por la calzada romana de La Pinza.
Por nuestras impresiones personales de situación y orientación geográfica; aquélla, debió ser ruta primitiva de legiones romanas, de enlace Sasamón-Castromorca con la zona del Bernorio y circunvalación de Amaya. Se cuenta también, que este castillo fue calabozo-prisión y a los reos se les enviaba a La Rad, para ser ajusticiados.
Desde una tronera del castillo, se dominaba a discreción todo el horizonte y los tres barrios; el de abajo, en medio y arriba, unidos por la calle Real. Nombres tradicionales que daban una personalidad especial a esta simpática alquería. Observamos a poniente; La Mesa, el Vallejo de Velasco y la calzada romana hacia La Pinza. Al Sur, la cuesta Piguezo. Al Este, la vega del Tozo, con algunas parcelas erías de barbecho anual. Estas, se veían dominadas por las amapolas y su rojo carmesí se abigarraba en el espectro colorista de la naturaleza vegetal. Al Norte, se destacaba el caserío de La Piedra, con sus moles pétreas que le dan nombre. A este bonito pueblo, le recordábamos con aquel verso, que no obtuvo premio para Sedano, y decía así: Amaya por poniente se ha quedado — soterrando ignorados minerales — el Úrbel por La Piedra recién formado seguirá desbordando sus caudales. El pueblo de Úrbel del Castillo con sus dos buenas fuentes de Recoba y el manantial del Churro, no tiene sed. Aunque no quedan brazos jóvenes, las parcelas de patatas de siembra, siguen ocupando y aprovechando las esencias de este suelo jugoso y fresco del Tozo.
Un naturalista-botánico holandés, lo encontramos por las cunetas del Tozo, catalogando nuestras flores subcántabras e ibéricas; principalmente algunas especies raras, de la familia de las orquídeas silvestres; tan abundantes en primavera por los campos del Tozo, y otros valles y páramos como los de Sedano. Era imperdonable, ver agostarse sin aprovechamiento alguno, tantos pastos y forrajes, debido a la carencia de reses ganaderas, sobre todo vacuno, y caballar. Quizá llegue muy' pronto el momento, de pensar seriamente en este drama nacional.
Llegamos a Fuente Úrbel y fuimos con acierto al nacimiento del río. Si por Montorio el río significa URBELTZ (agua negra). Aquí en las fuentes lo denominaremos UR-BEL (agua bella). Nace el río sin ruido ni cascada, en un campo limpio y soleado de hierba corta, bajo un suave pliegue rocoso a 1.000 metros de altitud. No son aguas frías, más bien termales en verano. Por este fenómeno y por el perfil uniforme de mínima pendiente; el río se ve invadido siempre por plantas acuáticas, nerufares y ranas, sin olvidar los abundantes cangrejos.
Justamente por Las Fuentes, cruzaba la gran alineación geofísica; paralela o enfilada a la orientación de unos pliegues rocosos. Allí, sobre las montañas, se desarrollaban las prospecciones de hidrocarburos de Auxini, con sus empresas colaboradoras de Prakla, de Hannover; Española de Sísmica e Ibérica de Sondeos. Estas, perforaban el manto terroso del terreno en unos puntos y las crestas calizas turonenses de los anticlinales en otros; para proceder después al registro sismológico del subsuelo. Tareas arduas y costosas pero esperanzadoras, que darán un resultado final y que todos deseamos sea positivo. Al despedirnos de estas tierras; vimos a una cigüeña solitaria surcar el cielo azul, quizá buscando su pareja, que allí no apareció. Pensamos que aquel vuelo desorientado, fue todo un símbolo, de lo que les ocurre a tantos consortes ancianos, cuando en esta vida se quedan solos y únicamente esperan la última decisión de Dios, de llevarlos de este Mundo, del que ya todo lo hicieron y lo dieron y no esperan nada más de él.
* Hemeroteca del Diario de Burgos: Julio 1976 por Félix Fernández
(17 de Julio de 2024)