Completamente de acuerdo y creo que ya hemos hecho alusión de otras maneras a esta realidad: el despoblamiento comarcal y la falta de perspectiva de remontar. Todo esto es PATÉTICO. Y comenzó a serlo en la década de los cuarenta, siguió en la de los cincuenta y sesenta cuando decenas y centenares de niños de esta comarca y las del entorno fueron ingresados en conventos y seminarios. Nada se puede decir de esta actitud de aquellos padres, nada se les puede reprochar entiendo yo.
Luego, principalmente desde mediados de la década de los sesenta se comenzó a debatir en el seno de las familias -tenemos la suerte del matriarcado y del papel destacado de la mujer siguiendo la tradición milenaria cántabra- qué hacer con los chicos que, no mecanizándose con tractores, no habían ingresado en los conventos y seminarios. Y aparecieron las grandes ventajas de los sueldos fijos, las vacaciones pagadas, etc. para quienes se fuesen a Burgos, Bilbao, Barcelona, Madrid, etc.
Luego continuó triunfando el espíritu funcionarial tradicional en estas tierras: un sueldo de guardia, de conserje o de portero, aunque sea pequeño, es seguro, se decía. Y así hasta hoy en que, en todo el Estado, quien no tiene una carrera univesitaria parece que es un don nadie.
Estas tendencias se hallan muy ancladas no solo en nuestras tierras sino en el conjunto de España y no son fáciles de cambiar como vemos. SALVO, eso sí como con el boom del LADRILLO, que tuvo tal fuerza que los chicos abandonaban por centenares las aulas -sé de esto un poco en tanto que gestor de un centro público de Madrid- para, en poco tiempo, decir a sus profesores: "profe estoy seguro que ya gano mucho más que tú". Y, posiblemente era verdad. Y el ejemplo cundía...
Pero la historia no se ha acabado. En esta comarca, como ya hemos expuesto, trabajos diversos y necesarios como el cuidado del patrimonio artístico y su recuperación; tareas turísticas a partir del mismo, cuidado del bosque, aprovechamiento de los excedentes de madera de los bosques, cuidado del ZEC, ZEPA, etc. Parque de las Hoces y otros, aportarían muchos puestos de trabajo. Algunos partidos políticos comienzan a contemplarlo aunque luego todo se queda en palabras... o quizás no.
Luego, principalmente desde mediados de la década de los sesenta se comenzó a debatir en el seno de las familias -tenemos la suerte del matriarcado y del papel destacado de la mujer siguiendo la tradición milenaria cántabra- qué hacer con los chicos que, no mecanizándose con tractores, no habían ingresado en los conventos y seminarios. Y aparecieron las grandes ventajas de los sueldos fijos, las vacaciones pagadas, etc. para quienes se fuesen a Burgos, Bilbao, Barcelona, Madrid, etc.
Luego continuó triunfando el espíritu funcionarial tradicional en estas tierras: un sueldo de guardia, de conserje o de portero, aunque sea pequeño, es seguro, se decía. Y así hasta hoy en que, en todo el Estado, quien no tiene una carrera univesitaria parece que es un don nadie.
Estas tendencias se hallan muy ancladas no solo en nuestras tierras sino en el conjunto de España y no son fáciles de cambiar como vemos. SALVO, eso sí como con el boom del LADRILLO, que tuvo tal fuerza que los chicos abandonaban por centenares las aulas -sé de esto un poco en tanto que gestor de un centro público de Madrid- para, en poco tiempo, decir a sus profesores: "profe estoy seguro que ya gano mucho más que tú". Y, posiblemente era verdad. Y el ejemplo cundía...
Pero la historia no se ha acabado. En esta comarca, como ya hemos expuesto, trabajos diversos y necesarios como el cuidado del patrimonio artístico y su recuperación; tareas turísticas a partir del mismo, cuidado del bosque, aprovechamiento de los excedentes de madera de los bosques, cuidado del ZEC, ZEPA, etc. Parque de las Hoces y otros, aportarían muchos puestos de trabajo. Algunos partidos políticos comienzan a contemplarlo aunque luego todo se queda en palabras... o quizás no.