En estas condiciones no me extraña que cada vez haya más ciudadanos que consideren inútiles e, incluso económicamente, perjudiciales las Comunidades Auónomas. Bastaría que desde "MADRID" se diesen las órdenes y en la capital regional correspondiente se cumplieran.
No soy de los que piensan esto; pero, visto lo visto, se puede cambiar de opinión en cualquier momento a pesar de todo lo que se ha pensado en sentido contrario. De esta manera podoríamos reformar la Constitución -Tíitulo VIII- introduciendo estas modealidades de regiones:
1. las CCAA propiamente dichas (cuatro o cinco, no más)
2. las regiones, modus gallicus -es decir, meras descentralizaciones administrativas sin poder de decisión alguna por parte de los ciudadanos-, que serían nueve o diez; eso quiere decir que algunas de las CCAA actuales debieran desaparecer; y que todas estas nueveo diez regiones se regirían desde "MADRID" directamente, con brazos ejecutores en las respectivas capitales. Nos ahorraríamos muchísimo dinero y los caciques locales y regionales tendrían mucho menos parte del "pastel".
Sería una pena; pero si no quedase más remedio,... No podemos mantener "marionetas" en un teatro cuyos actores se niegan a actuar por sí mismos y para los espectadores.
Cuando se ven estas cosas se puede volver la vista atrás y contemplar la muy sabia descentralización que propuso la Constitución de la II República.
No soy de los que piensan esto; pero, visto lo visto, se puede cambiar de opinión en cualquier momento a pesar de todo lo que se ha pensado en sentido contrario. De esta manera podoríamos reformar la Constitución -Tíitulo VIII- introduciendo estas modealidades de regiones:
1. las CCAA propiamente dichas (cuatro o cinco, no más)
2. las regiones, modus gallicus -es decir, meras descentralizaciones administrativas sin poder de decisión alguna por parte de los ciudadanos-, que serían nueve o diez; eso quiere decir que algunas de las CCAA actuales debieran desaparecer; y que todas estas nueveo diez regiones se regirían desde "MADRID" directamente, con brazos ejecutores en las respectivas capitales. Nos ahorraríamos muchísimo dinero y los caciques locales y regionales tendrían mucho menos parte del "pastel".
Sería una pena; pero si no quedase más remedio,... No podemos mantener "marionetas" en un teatro cuyos actores se niegan a actuar por sí mismos y para los espectadores.
Cuando se ven estas cosas se puede volver la vista atrás y contemplar la muy sabia descentralización que propuso la Constitución de la II República.