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Árboles fósiles en el Tozo

Neolitos: Arbolitos
La presente información quiere ser una pequeña reseña de dos comarcas de la provincia de Burgos, una muy nombrada, la otra más humilde, donde los árboles que hace millones de años dieron al entorno aspecto peculiar son hoy testigos de aquello que los ojos del ser humano no pudieron contemplar.
Dos comarcas unidas por el tiempo geológico de su formación más distantes entre sí unos cien kilómetros en superficie. Una, la de Salas de los Infantes, al sureste de la capital, otra, la del Tozo, al noroeste. La primera muy renombrada por el bosque pétreo de coníferas encontrado en su entorno, la segunda, aunque menos conocida, por la abundancia de idénticos segmentos de xilópalo. Las dos corresponden al período del Cretácico medio-inferior: Aptiense-Albiense. En ellas destaca un suelo cuarcítico de gravas, arenas y pudingas, material de origen continental, arrancado a los relieves montañosos que por entonces circundaban a esta comarca y arrastrado por avenidas o ríos a la parte baja continental o deltaica próxima. Posiblemente también fueron las aguas quienes aportaron al llano las coníferas arrancadas a las laderas.
En la zona de Salas y siguiendo la dirección norte sur se puede encontrar la serie continua del Mesozoico: Triásico, Jurásico y Cretácico; no así en la del Tozo en la cual el Aptiense-Albiense es el suelo del valle por donde discurre el río Urbel y ambos lados lo contornean estratos del Cenomaniense.
Con estas características la fosilización de la madera se fue realizando al reemplazar las moléculas orgánicas por sílice, conservando la misma estructura que aquellas. El cuarzo puede ser una calcedonia, jaspe o sílice amorfo (ópalo). En los fósiles de Castrillo de la Reina se encuentra, frecuentemente, cuarzo bien cristalizado, con cristales de algunos milímetros, alternando con masas compactas de aspecto jaspeado. Algunas de las muestras recogidas en la comarca del Tozo son de un blanco lechoso, mientras que otras, como las de Castrillo, Hacinas, etc., varían entre amarillo-oscuro, marrón, marrón-oscuro.
En estos dos pueblos se han hallado ejemplares verdaderamente gigantescos, algunos de 15, 20 y más metros de longitud, y mientras Castrillo proyecta construir su parque de arbolitos, dada la abundancia de ellos. En Hacinas, entendamos, sus gentes, han plantado en puntos adecuados del pueblo, tres muestras que merecen, por sí solas un paseo para contemplarlas.
En La Nuez de Arriba, La Piedra, La Rad, pueblos del Tozo no se encuentran ejemplares tan grandes ni muy abundantes, pero algunos muy interesantes. Para ejemplo, el que existe en el museo del Liceo Castilla de Burgos.
A nosotros, amigos de los tesoros de la naturaleza, nos corresponde promover una campaña en defensa del yacimiento de arbolitos de Castrillo de la Reina so pena de vernos privados del que puede ser el mayor de España.
* Gregorio Acero Peña