La
fachada de la
iglesia debe decorarse con figuras de
santos y
adornos serios y decentes:
“Por tanto, al componer, con estilo y grandeza, la fachada de la iglesia, el arquitecto debe hacerlo de modo que, sin aparecer en ella nada profano, sea todo lo espléndida que sea posible y conveniente a la santidad del lugar. Sobre todo, debe procurarse que en la fachada de toda iglesia, especialmente en las parroquiales, sobre la
puerta mayor se pinte, o bien se esculpa, decorosa y religiosamente la imagen de la
Virgen María con el divino Niño Jesús en los brazos; a la derecha de la Virgen estará la efigie del
santo o de la
santa a quien esté dedicada la iglesia; a la izquierda, la efigie del santo o de la santa que más se venere entre el
pueblo de aquella
parroquia (…)”. Carlos Borromeo.