Protección de la incidencia del
agua de
lluvia en los muros.
El arzobispo Carlos Borromeo incluyó en sus Instrucciones la precaución sobre la protección de la incidencia del agua de lluvia en los muros, tanto en su base como en su coronamiento. En este sentido Borromeo recomendó la incorporación de
aleros perimetrales en las cubiertas, así como la incorporación de pavimentos exteriores adyacentes a los muros, para tratar de reducir al máximo la afectación del agua de lluvia en los muros y las cimentaciones: «... deberá emplearse esta precaución: que de tal modo se haga un saledizo en el techo, con el cual se aparten las goteras de la parte baja de las paredes, o queden lejos; y que esto se haga apta y decentemente, en la medida que se pueda con determinada obra de estructura, con el cuidado del arquitecto. Igualmente para que alguna vez las paredes no reciban detrimento en los canalones por causa de goteo durable, sus cimientos, cuando apenas empiezan a levantarse de la tierra, sean aplanados con pavimentos de
piedra bien consolidados, acabados alguna vez más ampliamente que el canalón; pero entonces la tierra acumulada apártese lejos de allí para siempre». (Borromeo 1577, Capítulo V).