¿Cómo es posible estar aquí tan bien? Debería asustarme el tremendo decorado que se nos planta delante, impávido y silencioso, pero vivo e hirviente como un dios a punto de abrir la boca y sentenciar el fin de los tiempos: tal es la majestad imponente de El Montecillo, el perfume sagrado de su presencia.
El Motecillo se nos echa encima. Está barriendo el cielo. Ganan los verdes. Todo es ladera, todo es árbol. La mirada se pierde y se estrella impotente. Sólo vale la llegada de los sueños.
Iluminado ... (ver texto completo)
El Motecillo se nos echa encima. Está barriendo el cielo. Ganan los verdes. Todo es ladera, todo es árbol. La mirada se pierde y se estrella impotente. Sólo vale la llegada de los sueños.
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