La
iglesia de Nuestra Señora de los Reyes es uno de los más notables ejemplos del
arte gótico rural español. Este
edificio burgalés se comenzó a construir en el segundo tercio del siglo XIII, sobre una iglesia anterior de estilo
románico.
Sus artífices imitaron los ejemplos que en esos momentos se estaban construyendo
Burgos, y presenta una planta de tres naves, más ancha la central, marcado crucero y tres
ábsides poligonales en la cabecera. Su modelo sirvió de inspiración a las llamadas
iglesias fernandinas de
Andalucía.
Su severo exterior, que incluso trasmite cierto aire de fortaleza, se ve animado por la
fachada principal que ocupa el hastial meridional del crucero. En ella se abre una abocinada
puerta formada por numerosas arquivoltas apuntadas de las que sólo está decorada, con finos motivos vegetales, la exterior.
Todas las arquivoltas se apoyan en una serie de
capiteles corridos en los que se narran distintas escenas del Evangelio. Encima de la
portada se abre un fino
rosetón y sobre éste una cornisa adornada con figuras humanas, cabezas,
rollos y bolas.
El interior destaca por su amplitud y está cubierto por
bóvedas de crucería que se sostienen con pilares. Las del crucero y la cabecera todavía conservan las pinturas originales — monstruosos
dragones que escupen fuego— con las que se decoraron sus ligaduras y nervios.
Conserva una
pila bautismal procedente de la antigua iglesia
románica, que consta de una copa gallonada decorada con dos cenefas con entrelazos y con tallos ondulantes de los que brotan palmetas con labores de trepano en las puntas.
Llaman la atención las bellas
vidrieras góticas, de la primera mitad del siglo XV, que adornan las
ventanas de los tres ábsides y que que supieron integrar a la perfección en los
retablos añadidos con posterioridad.