Grisaleña es una pequeña localidad y un municipio,
ayuntamiento del mismo nombre, situado al este de la provincia de
Burgos, en terreno predominantemente llano, en la zona oriental de la comarca de La Bureba.
La fertilidad de sus suelos y el histórico e importante paso obligado, el Corredor de la Bureba, son dos componentes que precipitan la ocupación humana de estos territorios en tiempos muy pretéritos. Aun así, el
pueblo de Grisaleña no se constituye como tal hasta el periodo de la repoblación posterior a la Reconquista.
Su nombre aparece escrito por primera vez en el año 1028 en el cartulario de
San Millán de la Cogolla, como “Ecclesia Senlenie”. Fue lugar de
alojamiento del rey Pedro I durante la guerra que mantuvo con su hermanastro Enrique II.
Villa, en la categoría de “
pueblos solos” en el partido de Bureba. Perteneció al alfoz de
Cerezo y desde el siglo XV al señorío de los Velasco, con jurisdicción de señorío ejercida por el Duque de Frías quien nombraba su alcalde ordinario.
En el centro del pueblo encontramos el mayor identificador del patrimonio histórico y cultural del pueblo, la
iglesia parroquial de San Andrés Apóstol, de estilo
románico, de amplia nave con
capillas en
cruz latina, reformada en los siglo XVI y XVIII y que utiliza como
campanario la
torre del antiguo
castillo de Grisaleña.
La
vía de Bayona del
Camino De Santiago atraviesa este municipio antes de alcanzar
Cameno, para llegar a
Briviesca.
El pequeño pueblo de Grisaleña ofrece a los visitantes una tranquilidad difícil de encontrar en otros municipios más poblados.