Derivado del sustantivo latino Facinas, con el significado de montones de haces, tal como aparece en los documentos antiguos. En este
pueblo, donde abundan las
cigüeñas con sus grandes
nidos sobre los chopos y los restos de
árboles completamente fosilizados, llama la atención un
campanario semi rupestre sobre las
rocas, donde dicen “el
castillo”; y a su lado, la ampulosa
iglesia, dedicada al Apóstol
San Pedro, construida en una muy buena
piedra de sillería.
Presenta una
torre cuadrangular con pilastrones y remate de pináculos; un
ábside rectangular con contrafuertes; y una
portada clasicista con cuatro
columnas estriadas, tímpano partido, remate de bolas y, en
hornacina, la imagen de San Pedro sedente; toda ella bajo gran
arco adornado de entrepaños, como
pórtico. En el interior, aparece como iglesia renacentista y restos góticos de tres naves con columnas,
arcos y
bóvedas estrelladas de piedra.
La
pila es
románica con cenefa vegetal y rosetas en copa, pie circular y base cuadrada con piñas. El
retablo mayor, de Domingo Romero, de 1705, es barroco salomónico con San Pedro sedente, dos angelotes y tres lienzos de la crucifixión de San Pedro, San Pablo y San Andrés. Otro con
Virgen del Rosario, otra Virgen de pie con Niño, s. XVI, y San Antonio. Otro, de Juan Manuel Rivas, de 1746, con Crucificado,
Cristo con
cruz, San Pablo y Santiago matamoros, s. XVI. Hay otros con imágenes, como San Roque, Crucificado
gótico de pared y otro de cofradía, Virgen barroca con Niño, apóstol, San Antonio y
Santa Lucía.
Tabla del “quo vadis”, enmarcada. Custodia de sol y rayos, de Pedro Morante, s. XVI, y otra barroca; dos cálices torneados, incensario y naveta.
Aparte, destacar la cajonería y la sacristía; y también, varios
capiteles románicos aprovechados en la cabecera. En el exterior, hay un
rollo jurisdiccional. La
ermita modernista de Santa Lucía es de tres naves y bóvedas de yesos, sin valores artísticos destacables, pero de gran devoción, en toda la zona, como centro de una gran
romería popular.