Calles silenciosa esperando la avanzada primavera para que los primeros jubilados vuelvan a su cerradas casas.
Sí, realmente es un problema.
Proteger las propiedades en los pueblos casi vacíos es una incógnita de difícil solución.
Es de agradecer que en el crudo invierno haya algún vecino que pasee por solas calles del pueblo y que haga una voluntaria vigilancia para evitar robos y demás siniestros.