Sí, en Hermosilla había muchas en las eras y en las orillas de los caminos.
Al salir de la escuela íbamos los chavales a buscarlas y o bien las comíamos frescas o las colgabamos de un hilo para que se secaran.
¡Qué tiempos aquellos!
Al salir de la escuela íbamos los chavales a buscarlas y o bien las comíamos frescas o las colgabamos de un hilo para que se secaran.
¡Qué tiempos aquellos!