Calles grises, bajo una atmósfera de cúmulonimbos aún más grises.
Sierra negra y
carretera negra. En los
árboles verde sólo; y los geranios rojos humanizando la frialdad hierática del
pueblo.
Demasiado silencio, demasiado todo. Ni un alma, ni un perro callejero. Todo gris, todo silencio. ¿Será la hora de la
siesta?. ¿O es así siempre?