"Laudato si". (1).. Dichoso aquél que sentado en su
huerta-
jardín a la
sombra de un frondoso acebo, oye el incesante piar de unos gorriones; y no lejos, en la
finca de al lado dos gallos compiten en su quiquiriqueo. Unos
caballos rojizos se acercan al paso, tirados de las bridas por su
joven dueña en busca de yerba verde. El perro de la
casa vecina ladra al oler la presencia de otro can.
Rugen los motores de la cosechadoras y les siguen tractores con sus góndolas por los
caminos de los ejidos
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