Nada nos hace más humanos que compartir mesa y comida. Y a la vez buena vecindad y pueblo. Y esto... siempre que haya comida y bebida en abundancia.
Porque en caso contrario actuaríamos como los animales carroñeros o de presa ante un muladar o res muerta.
Gracias a Dios y a nuestro esfuerzo y trabajo, no nos falta la casa, la comida, ni bebida. Somos afortunados.
Vivimos en la era de la imagen y la publicidad. El pueblo que no se da a conocer. No existe. Hermosilla necesita ser fotografiado...