Clavo artesano de una puerta de casa de pueblo. Tiempo y tiempo remachando este clavo para dar a su cabeza esta forma. La robustez y belleza de las viejas puertas de olmo (ulmus minor o campestre), hoy casi en extinción, con sus fuertes durmientes donde se machiembraban las tablas y a su vez clavadas al armazón con estos penetrantres y artísticos clavos que no eran adornos aunque lo parecieran externamente, armadas en su base lateral a un forjado quicio, asemejaban a un fuerte muro que abría y cerraba nuestras antiguas casas.
Y las retorcidas y pesadas llaves, no menos bellas, pronunciaban el abracalabra, una...