Bonito estadio con un bonito césped natural. Hacia un erial camina el paisaje hermosillano con este calor agostador. Mayo seco y no tan florido, pasó. Y ya todo pide agua. Sólo las huertas como tierra mimada de los veneros, aún gotea el líquido cristalino.
No sopla el viento achubascado, ni el arco iris brilla en el cielo anubarrado. Las nubes, pañuelos blancos, pasan despidiéndose. El suelo blanco, las ramas y las hojas de los árboles también blancas. No ha nevado. Son las semillas de los árboles del río que lentamente saltan de lo alto...