Ha llegado un largo puente de ocio y descanso para regresar de nuevo a esos pequeños y fríos pueblos de la Bureba querida, unos para devorar sus campos con la reja y la pólvora, y otros para cuidar e integrarse en sus paisajes y paisanaje.
Es tiempo de abrir hoyos para reponer los árboles secos o plantar nuevos. Incluso se puede empezar a podar y hacer acolchados junto a los troncos con hojas y maleza y así hacer más llevaderas las heladas. Hay que mimar esos viejos perales casi centenarios de... Viejos almendros guardianes del pueblo. Aún suelen traer fruto para las aves, vecinos y dueño. Es de Vergüenza que no se Legislen Leyes más duras para los "pirómanos". Así, como la Justicia brilla por su ausencia, nadie es culpable y el monte se queda calcinado, sin el encanto verde de sus pinos, los animales quedan carbonizados y el o los culpables "disfrutando a sus anchas del mal causado". ¡Me duele España!. Hoy si que la noticia ha llegado con una puntualidad casi castrense.
Una vez más, el fuego lo devora todo.
¿Cuántos años en volver a repoblarse este paisaje calcinado? Huele a leña de pino resinero (pinus pinaster) en llamas; el humo blanquecino se acerca a los cielos hermosillanos y emerge haciéndose un hueco en el cielo azul. Los montes de Cornudilla están ardiendo. Las piñas explotan y salen despedidas a cientos de metros, formando nuevos fuegos. Oscuridad, calor y humo sofocante. El aire es irrespirable, todo crepita y cruje. Las llamas se columpian en el aire y como miles de culebras serpentean por los suelos.