Al final de los tiempos nada quedará de nadie; y tampoco habrá nadie que pueda reclamarlos. Desde el año 900 en esta colina amesetada parece que se han enterrado 37 generaciones de hermosillanos. Al principio dentro del suelo de la pequeña iglesia. Y luego por falta de espacio en la iglesia y sus olores nauseabundos, se construyó el cementerio anexo.
Pero gran parte de nuestros antepasados, no se encuentran en el cementerio con sus huesos, sólo una mínima parte; el resto en la huesera, por la costumbre de enterrar al nuevo, deshauciando al que le precedía. De ahí que, en la huesera están... Mirando hacia la eternidad. Tétrica y halowiana imágen del conjunto histórico-artístico hermosillano: tres cruces blancas con su pátina gris de los líquenes y en la árida torre dos negras campanas sperando rajar el silencio.
Lugar sera muy frecuentado estos días y las flores más hermosas adornaran las blancas sepulturas en recuerdo de nuestros antecesores. "Sit tibi terra levis".