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¡ Qué dificil es compaginar la belleza y el encanto de la piedra del lagar donde parece como si el tiempo se hubiera detenido y la simpleza de la anodina almacén pintada de blanco!.
Los maestros albañiles de antaño, con los propios materiales de los alrededores, hacían obras funcionales, estéticas y firmes. Creando y edificando pueblos bellos, las fachadas con la planta baja en piedra de la zona y el piso superior de adobe encalado, los tejados con las resistentes tejas rojas.
Las casas formaban bloques de a cuatro, se resguardaban del frio y de los fuertes calores del verano juntando sus medianeras.
En cambio, ni los "planificadores urbanos" de antes, ni los arquitectos de ahora han sabido dibujar racionalmente las calles de Hermosilla. En las ortofotos y vista aéreas se ve bien claro por donde deben ir las cinco calles paralelas y de norte a sur: Una por encima de las eras , la otra junto a la cabecera de las huertas y dos por en medio del pueblo y una más corta la que se dirige a la iglesia. En cambio lo que tenemos es un pequeño laberinto de calles y callejas, y además los vecinos se encargan de estrecharlas aún más sin que nadie imponga autoridad alguna.
Los maestros albañiles de antaño, con los propios materiales de los alrededores, hacían obras funcionales, estéticas y firmes. Creando y edificando pueblos bellos, las fachadas con la planta baja en piedra de la zona y el piso superior de adobe encalado, los tejados con las resistentes tejas rojas.
Las casas formaban bloques de a cuatro, se resguardaban del frio y de los fuertes calores del verano juntando sus medianeras.
En cambio, ni los "planificadores urbanos" de antes, ni los arquitectos de ahora han sabido dibujar racionalmente las calles de Hermosilla. En las ortofotos y vista aéreas se ve bien claro por donde deben ir las cinco calles paralelas y de norte a sur: Una por encima de las eras , la otra junto a la cabecera de las huertas y dos por en medio del pueblo y una más corta la que se dirige a la iglesia. En cambio lo que tenemos es un pequeño laberinto de calles y callejas, y además los vecinos se encargan de estrecharlas aún más sin que nadie imponga autoridad alguna.