HERMOSILLA: Parece que nada cambia en los pueblos. Pero sí, más...

Parece que nada cambia en los pueblos. Pero sí, más lentamente que en las ciudades, nuestros deshabitados pueblos adquieren nuevas fachadas, nuevas casas, y sobre todo los que caminan por sus viejas calles son personas distintas con otras formas de vida y costumbres. Atrás quedaron los carros cargados con comportas llenas de uvas que luego de pesarlas en un tripode las echaban en el lagar de esta fotografía. Para luego pisarlas alegremente por por los chiquillos del pueblo y extraer ese mosto ojogallo dulzón.

Ahora este lagar, trujal o gareta ha sido remozado por dentro y por fuera para albergar otras funciones menos enólicas y más gastronómicas. Espero que guarde en su interior algún recuerdo de su pasado vinícola, para que la historia no olvide a sus gentes y costumbres del ayer. Esta construcción de piedra de mampostería y cal, con vigas y cabios de duros olmos, es hermosa y humilde para ser conservada y contemplada. Lo sencillo tambien tiene su encanto y belleza y sobre todo porque es casi único este lagar en el pueblo.

¡Que sus paredes guarden la alegria y la paz!