El corazón en el pueblo y la razón, en la ciudad...? No se puede vivir con el cuerpo fragmentado. No me imagino que los lugareños, tengan también el corazón partido. Se les puede tildar de timoratos por no haber dejado su casa, sus tierras, sus paisajes y haber probado fortuna en otros puntos de la península, tal vez más gratificantes. Son gente sufrida, austera y con mucha valía; y además necesaria para sostener y cuidar el caserío y los paisajes de los pueblos.
La tierra engancha y no suelta fácilmente a quién nace atado a ella. Ataduras con doble nudo, no sólo puestas en la cabeza sino incluso en su imaginación. Mantras, repetidos día tras día por sus progenitores, "siempre tendrás comida", "aquí no hay paro", " eres tu dueño"; se incrustan lentamente y apagan todo atisbo de huida y sueños.
El egoísmo se ceba en su mente y las rejas no paran de trabajar y trabajar. ¿Dónde se ha quedado la mente soñadora, solidaria y altruista de este jóven agricultor?.
La tierra engancha y no suelta fácilmente a quién nace atado a ella. Ataduras con doble nudo, no sólo puestas en la cabeza sino incluso en su imaginación. Mantras, repetidos día tras día por sus progenitores, "siempre tendrás comida", "aquí no hay paro", " eres tu dueño"; se incrustan lentamente y apagan todo atisbo de huida y sueños.
El egoísmo se ceba en su mente y las rejas no paran de trabajar y trabajar. ¿Dónde se ha quedado la mente soñadora, solidaria y altruista de este jóven agricultor?.