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HERMOSILLA: La primavera de nuevo explosiona vistiendo los campos...

La primavera de nuevo explosiona vistiendo los campos de verdes y otros colores. El cuco canta en el pinar y el eco en el valle repite su cantar. La abubilla con su cresta pretenciosa también nos anuncia con su lejano canto que la primavera no teme a la crisis y todos los años ahí, junto a nosotros estará. El pica pinos (pico relinches) vuelve a su trabajo en los viejos troncos de la ribera. Todo se convierte en vida y sonido.

El pueblo no hace a menos; y las viejas ruinas del barrio del Castillo se están demoliendo, para evitar desgracias a terceros y por la estética del derredor.

Las fachadas de las casas se están empezando a pintar de colores ocres, arena o teja, para que la armonía con el entorno sea la apropiada.

Un vecino pide permiso para construir un estanque, otro para arreglar el tejado y una pared. Otros (y esto es lo que menos me gusta) para cortar chopos, espero que planten más.

Hermosilla camina y las buenas maneras y principios empiezan a respetarse en la arquitectura.

Aún andan lejos los labradores en el respeto al paisaje: dígase arbolado, ribazos, perdidos, montes. La politica agraria debiera dar subvenciones sólamente a aquellos agricultores que respetan las reglas de la condicionalidad
europea, tanto en fitosanitarios y el reciclaje de los envases y residuos como en las formas de cultivar y tratar la tierra.

Sólo hay una Ttierra y es nuestra morada y alimento.