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HERMOSILLA: Esta pequeña hoz oxidada y aburrida de estar colgada...

Esta pequeña hoz oxidada y aburrida de estar colgada entre las juntas de los adobes, se denomina corquete. Ahora en el otoño comenzado y con las uvas ya maduras, era el instrumento para hacer el corte de los racimos de la viñas.

Provistos del corquete y un cesto de tiras de castaño, el vendimiador recorría las hileras de cepas buscando las afrutadas y jugosas bayas de la uva que luego cargadas en sus hombros depositaba en los comportones de duelas que estaban en los carros.

El carro cargado iba camino del lagar, tirado por los pausados bueyes o vacas.

Ya en el lagar, se descagaban los comportones de casi cien kilos por dos personas y luego se pesaban en una especie de trípode para finalmente por un hueco o trampera arrojar la carga en el lagar donde se pisaban las uvas hasta hacerlas dulce mosto que en las cuvas fermentaría y se convertiría en el acidillo chacolí.

Aún quedan trazas de viejas cepas en Zudá, en Viñalahuerta, en la Carreras; pero lo que son auténticas viñas, sólo queda una de plantación reciente y alambrada en las laderas de Zudá.

Así que este viejo corquete, acariciado tantas veces por las manos curtidas de su dueño, seguirá dormido, esperando que otra joven mano venga a despertarlo.