Estándo este puente en tierras de Hermosilla, y las calles de nuevo habitadas, me sorprendió la majestuosidad planeadora de siete parejas (sobre 20 metros de altura), de buitre leonado "Gyps fulvus". Parece que venían de un banquete o habían avistado la carroña de algún corzo y se preparaban para aterrizar y descuartizar el suculento manjar.
Varios minutos estuvieron volando en círculo en el altiplano del paraje de la Coronillas, me pensé que cerca de allí estaría la comida, pues no. Se fueron.
Se les veía fácilmente su envergadura de cerca de dos metros y medio, sus alas arqueadas para coger mejor las corrientes térmicas, el plumón de sus cuellos blanquecino, su pico curvo típico de las aves carroñeras, y los extremos de sus alas (rémiges) con sus plumas negras y separadas, la cola también oscura y el resto del cuerpo entre ocre y canela, de ahí lo de buitre leonado.
Para buscar la carroña o animales muertos se guían por su potente vista y no el olfato como de niños pensábamos, escondidos cuando se echaba alguna oveja o ganado bovino para verlos comer peleándose.
En la sierra de Oña hay una colonia o buitrera, donde crían en los cortados de los farallones rocosos, poniendo un solo huevo que encuban alternándose el macho y la hembra e igualmente participan en la cría del pequeño leonado que si no hay contratiempos surcará los cielos de los campos hermosillanos.
P. D. La abundancia de aves y la biodiversidad de plantas en un territorio, expresan la salud y riqueza de esos paisajes y sus pueblos.
Varios minutos estuvieron volando en círculo en el altiplano del paraje de la Coronillas, me pensé que cerca de allí estaría la comida, pues no. Se fueron.
Se les veía fácilmente su envergadura de cerca de dos metros y medio, sus alas arqueadas para coger mejor las corrientes térmicas, el plumón de sus cuellos blanquecino, su pico curvo típico de las aves carroñeras, y los extremos de sus alas (rémiges) con sus plumas negras y separadas, la cola también oscura y el resto del cuerpo entre ocre y canela, de ahí lo de buitre leonado.
Para buscar la carroña o animales muertos se guían por su potente vista y no el olfato como de niños pensábamos, escondidos cuando se echaba alguna oveja o ganado bovino para verlos comer peleándose.
En la sierra de Oña hay una colonia o buitrera, donde crían en los cortados de los farallones rocosos, poniendo un solo huevo que encuban alternándose el macho y la hembra e igualmente participan en la cría del pequeño leonado que si no hay contratiempos surcará los cielos de los campos hermosillanos.
P. D. La abundancia de aves y la biodiversidad de plantas en un territorio, expresan la salud y riqueza de esos paisajes y sus pueblos.