Luz ahora 0,10100 €/kWh
"Aunque lleven un rifle en el brazo, son personas sensibles que viven y sienten como nadie la Naturaleza" Esta frase la escribe en el Correo Español, Juan A. SarasKeta, articulista de Caza y Pesca de este periódico, haciendo apología de los cazadores. Por desgracia, en este diario no existe ningun artículo semanal que hable sobre la defensa y protección de la naturaleza.
Imaginémonos en esta foto, el 20 de febrero de 2016, a las diez de la mañana, unos quince "todo terrenos" aparcados dentro de la finca y el resto en sus derredores. Ya... Ahora los remolques ladrando los perros y unos veinte hombres uniformados y armados como "termineitor" moviéndose inquietos o hablando entre ellos. Me dije:"Cést la guerre". ¿y no me han avisado?
Sobre las diez cuarentaycinco se pone en movimiento la comitiva, rugen los motores diesel y ladran los sabuesos. Unos se dirigen en
dirección a LLano, otros por el camino embarrado de Navalbarrio, (hubo de venir un tractor para sacar a un todoterreno), y alguno más para bloquear el camino a Salas de Bureba. La salidas Norte, Oeste y Sur de Hermosilla tomadas por las fuerzas armadas cazadoras. Sendos letreros en los cruces, informando: ¡batida de jabalí!
Pasadas dos horas, se oyen repetidos tiros a intervalos cortos por los montes bajos de La Cueva; un perro asustado o desorientado viene hacia mí buscando comida o protección, lleva una pequeña esquila, un collar lleno de numeros y un artilugio electrónico junto al cuello.
Son ya las cinco de la tarde y la batida del jabalí aún sigue. Silencio en la naturaleza. No se oyen tiros. Pero los francotiradoes siguen en sus puestos; y la rehala de los perros.
Alguien se puede pensar que con toda esta parafernalia de muerte. ¿Los cazadores sean poetas de la naturaleza? ¿Si no más bien, auténticos depredadores de los recursos y bienes que todos cuidamos y pagamos; y ponemos a su disposición?
Imaginémonos en esta foto, el 20 de febrero de 2016, a las diez de la mañana, unos quince "todo terrenos" aparcados dentro de la finca y el resto en sus derredores. Ya... Ahora los remolques ladrando los perros y unos veinte hombres uniformados y armados como "termineitor" moviéndose inquietos o hablando entre ellos. Me dije:"Cést la guerre". ¿y no me han avisado?
Sobre las diez cuarentaycinco se pone en movimiento la comitiva, rugen los motores diesel y ladran los sabuesos. Unos se dirigen en
dirección a LLano, otros por el camino embarrado de Navalbarrio, (hubo de venir un tractor para sacar a un todoterreno), y alguno más para bloquear el camino a Salas de Bureba. La salidas Norte, Oeste y Sur de Hermosilla tomadas por las fuerzas armadas cazadoras. Sendos letreros en los cruces, informando: ¡batida de jabalí!
Pasadas dos horas, se oyen repetidos tiros a intervalos cortos por los montes bajos de La Cueva; un perro asustado o desorientado viene hacia mí buscando comida o protección, lleva una pequeña esquila, un collar lleno de numeros y un artilugio electrónico junto al cuello.
Son ya las cinco de la tarde y la batida del jabalí aún sigue. Silencio en la naturaleza. No se oyen tiros. Pero los francotiradoes siguen en sus puestos; y la rehala de los perros.
Alguien se puede pensar que con toda esta parafernalia de muerte. ¿Los cazadores sean poetas de la naturaleza? ¿Si no más bien, auténticos depredadores de los recursos y bienes que todos cuidamos y pagamos; y ponemos a su disposición?