Amigos:
ha llegado la hora
de cerrar el libro,
pero así,
con ternura y sin ruido.
Algún día
los recuerdos volverán a ser niño
y pedirán a voces
que volvamos a abrirlo.
Dentro quedan,
mirando al infinito,
mil letras disfrazadas
y el canto de los símbolos.
Un tesoro.
sí, la vida, como el libro,
es un tesoro inmenso
y, a ratos,
un largo y complicado laberinto.
Ya está,
si os parece, podemos despedirnos.
yo estrecho vuestras manos
y os digo:
que Dios os acompañe,
¡hasta la vista, amigos! (¡Hasta la vista!) En ambas orillas por Dionisio Cueva.
En honor de una persona buena y sabia que consideró que el mejor de sus títulos fué haber nacido en Hermosilla. Le deseamos un feliz descanso en su cielo.
ha llegado la hora
de cerrar el libro,
pero así,
con ternura y sin ruido.
Algún día
los recuerdos volverán a ser niño
y pedirán a voces
que volvamos a abrirlo.
Dentro quedan,
mirando al infinito,
mil letras disfrazadas
y el canto de los símbolos.
Un tesoro.
sí, la vida, como el libro,
es un tesoro inmenso
y, a ratos,
un largo y complicado laberinto.
Ya está,
si os parece, podemos despedirnos.
yo estrecho vuestras manos
y os digo:
que Dios os acompañe,
¡hasta la vista, amigos! (¡Hasta la vista!) En ambas orillas por Dionisio Cueva.
En honor de una persona buena y sabia que consideró que el mejor de sus títulos fué haber nacido en Hermosilla. Le deseamos un feliz descanso en su cielo.