Fotografía muy lograda. La seriedad y respeto de las cruces blancas con sus letras identificativas quedan embellecidas y desdramatizadas por el sencillo y decorativo herraje de la puerta, frontera entre los que nos dejaron y los que nos resistimos aún a pasar al otro lado de la férrea portada. La vida es bella a este lado, y todavía más bella si hay ilusiones y salud.