Ganaderos y cazadores denuncian 20 ataques de lobo en la zona de Oña.
Han atacado a terneros, vacas, ovejas y perros en los últimos ocho meses.
GERARDO GONZÁLEZ (“EL CORREO DE BURGOS”)
20/01/2018
La villa Condal acogió una reunión en la que ganaderos de la zona y cazadores usuarios de los cotos trasladaron a los representantes del Consistorio oniense una situación que consideran »insostenible», creada con el desmesurado incremento de los ataques atribuidos a lobos.
En la reunión, uno de los ganaderos más afectados de la localidad de Barcina de los Montes informó de la muerte de doce terneras y dos vacas en una sucesión de ataques que comenzaron en mayo del pasado año y que han continuado hasta hoy. Igualmente tres perros domésticos también murieron en ataques a menos de quince metros de su domicilio, llegando a frustrar la esposa del ganadero un ataque a otro can enfrentándose al atacante en el jardín del domicilio.
Estos ataques a la cabaña ganadera también alcanzaron a un rebaño de ovejas el pasado mes de noviembre, cuando nueve de ellas acabaron muertas en el paraje de Pico Cuchillos en la sierra del término municipal.
Por su parte los cazadores informaron de la muerte por ataques durante cacerías de, al menos, cuatro perros de las rehalas el último de ellos el pasado día 31 de diciembre. Precisamente el hecho de que ataquen con la presencia cercana de cazadores ha generado una especial alarma, al constatar que estos lobos no responden al comportamiento habitual sino que «han perdido el miedo» a las personas.
Francisco Javier Martínez, que ejerció de portavoz de los afectados, explicó que el objetivo de la reunión era informar de la situación a los representantes del ayuntamiento de Oña para que se tomen medidas por parte de la Junta de Castilla y León. Martínez señaló concretamente a «que la Junta abone los daños causados» en la cabaña ganadera, no sólo en lo que supone el precio de la res sino del daño económico real que su muerte causa a las explotaciones. Reconoció que cuantificar económicamente el perjuicio a los cazadores por la muerte de los perros es muy difícil, dado el amplio margen que existe vinculado a la eficacia del perro en su tarea, y considerando que en ambos casos existe « desamparo de ganaderos y cazadores ante estos ataques».
Como medidas para acabar con el problema se propusieron el control o eliminación de los lobos que actúan en la zona, con especial incidencia en Barcina, bien con la concesión de precintos o permisos para abatirlos o cacerías comunitarias.
Martínez afirmó que de persistir la situación, es muy posible que los cazadores opten por no ejercer su afición en los cotos afectados, lo que perjudicaría a los municipios en sus ingresos.
En ese sentido el representante municipal de Barcina afirmó que «el 80% de los ingresos dependen de coto y pastos por lo que la pérdida de estos ingresos por los ataques al ganado y perros arruinaría al municipio».
La representante del Ayuntamiento de Oña, Berta Tricio, siguió con mucha atención las quejas de los colectivos afectados afirmando que desde el Consistorio se «trasladará la inquietud a la Junta», para que se busque una solución rea. Afirmó que «la ganadería es muy importante para el municipio» al igual que la actividad cinegética.
En este asunto el delegado de la Junta en Burgos, Baudilio Fernández-Mardomingo, achacó estos ataques a perros híbridos nacidos del cruce entre una loba y un perro asilvestrado en la zona de Oña. Este tipo de animales presentan una apariencia física muy semejante al lobo ibérico pero su carácter es mucho más agresivo, incluidas las personas, algo que coincide con las observaciones de los ganaderos y cazadores así como del tipo de ataque sufrido por las presas.
Han atacado a terneros, vacas, ovejas y perros en los últimos ocho meses.
GERARDO GONZÁLEZ (“EL CORREO DE BURGOS”)
20/01/2018
La villa Condal acogió una reunión en la que ganaderos de la zona y cazadores usuarios de los cotos trasladaron a los representantes del Consistorio oniense una situación que consideran »insostenible», creada con el desmesurado incremento de los ataques atribuidos a lobos.
En la reunión, uno de los ganaderos más afectados de la localidad de Barcina de los Montes informó de la muerte de doce terneras y dos vacas en una sucesión de ataques que comenzaron en mayo del pasado año y que han continuado hasta hoy. Igualmente tres perros domésticos también murieron en ataques a menos de quince metros de su domicilio, llegando a frustrar la esposa del ganadero un ataque a otro can enfrentándose al atacante en el jardín del domicilio.
Estos ataques a la cabaña ganadera también alcanzaron a un rebaño de ovejas el pasado mes de noviembre, cuando nueve de ellas acabaron muertas en el paraje de Pico Cuchillos en la sierra del término municipal.
Por su parte los cazadores informaron de la muerte por ataques durante cacerías de, al menos, cuatro perros de las rehalas el último de ellos el pasado día 31 de diciembre. Precisamente el hecho de que ataquen con la presencia cercana de cazadores ha generado una especial alarma, al constatar que estos lobos no responden al comportamiento habitual sino que «han perdido el miedo» a las personas.
Francisco Javier Martínez, que ejerció de portavoz de los afectados, explicó que el objetivo de la reunión era informar de la situación a los representantes del ayuntamiento de Oña para que se tomen medidas por parte de la Junta de Castilla y León. Martínez señaló concretamente a «que la Junta abone los daños causados» en la cabaña ganadera, no sólo en lo que supone el precio de la res sino del daño económico real que su muerte causa a las explotaciones. Reconoció que cuantificar económicamente el perjuicio a los cazadores por la muerte de los perros es muy difícil, dado el amplio margen que existe vinculado a la eficacia del perro en su tarea, y considerando que en ambos casos existe « desamparo de ganaderos y cazadores ante estos ataques».
Como medidas para acabar con el problema se propusieron el control o eliminación de los lobos que actúan en la zona, con especial incidencia en Barcina, bien con la concesión de precintos o permisos para abatirlos o cacerías comunitarias.
Martínez afirmó que de persistir la situación, es muy posible que los cazadores opten por no ejercer su afición en los cotos afectados, lo que perjudicaría a los municipios en sus ingresos.
En ese sentido el representante municipal de Barcina afirmó que «el 80% de los ingresos dependen de coto y pastos por lo que la pérdida de estos ingresos por los ataques al ganado y perros arruinaría al municipio».
La representante del Ayuntamiento de Oña, Berta Tricio, siguió con mucha atención las quejas de los colectivos afectados afirmando que desde el Consistorio se «trasladará la inquietud a la Junta», para que se busque una solución rea. Afirmó que «la ganadería es muy importante para el municipio» al igual que la actividad cinegética.
En este asunto el delegado de la Junta en Burgos, Baudilio Fernández-Mardomingo, achacó estos ataques a perros híbridos nacidos del cruce entre una loba y un perro asilvestrado en la zona de Oña. Este tipo de animales presentan una apariencia física muy semejante al lobo ibérico pero su carácter es mucho más agresivo, incluidas las personas, algo que coincide con las observaciones de los ganaderos y cazadores así como del tipo de ataque sufrido por las presas.