Para la mayoría de los homínidos, (el homo sapiens), el tiempo se ha parado...
Antes su hábitat eran los bosques y sobre todo los árboles.
Allí estaban confinados. Y todo lo natural disfrutaba de armonía y equilibrio sostenible.
Ahora, el poder que hemos votado, y sus controladores policiales han decidido autoritariamente confinarnos
en nuestro bosque de ladrillo y cemento.
Algo invisible y casi sin vida, mata sin misericordia a los más débiles de los homínidos.
Los corzos, los jabalíes, los zorros, las garduñas, los tejones, los conejos, las ardillas... se asoman y visitan las ciudades.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué?
En las ciudades y pueblos hay silencio... Esas maquinas relucientes que todo lo ocupan y ensucian, están quietas, no gruñen ni mugen.
Ni resoplan con aires envenenados. No van a ninguna parte. Sus compulsivos y obsesivos dueños tampoco. Los animales del bosque se extrañan de que sus enemigos, estén tan silenciosos y recluidos en sus jaulas.
Hasta los árboles crecen plácidamente, brotan sus hojas y sus flores sin temer la mano que les corte, a veces por simple placer y otras para construir las casas.
¡Decidme! Quién es el enemigo de todo lo que vive en paz y armonía? ¿Acaso no es ese homínido vanidoso y brutal, que autodefiniéndose como sapiens se destruye a sí mismo?
Antes su hábitat eran los bosques y sobre todo los árboles.
Allí estaban confinados. Y todo lo natural disfrutaba de armonía y equilibrio sostenible.
Ahora, el poder que hemos votado, y sus controladores policiales han decidido autoritariamente confinarnos
en nuestro bosque de ladrillo y cemento.
Algo invisible y casi sin vida, mata sin misericordia a los más débiles de los homínidos.
Los corzos, los jabalíes, los zorros, las garduñas, los tejones, los conejos, las ardillas... se asoman y visitan las ciudades.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué?
En las ciudades y pueblos hay silencio... Esas maquinas relucientes que todo lo ocupan y ensucian, están quietas, no gruñen ni mugen.
Ni resoplan con aires envenenados. No van a ninguna parte. Sus compulsivos y obsesivos dueños tampoco. Los animales del bosque se extrañan de que sus enemigos, estén tan silenciosos y recluidos en sus jaulas.
Hasta los árboles crecen plácidamente, brotan sus hojas y sus flores sin temer la mano que les corte, a veces por simple placer y otras para construir las casas.
¡Decidme! Quién es el enemigo de todo lo que vive en paz y armonía? ¿Acaso no es ese homínido vanidoso y brutal, que autodefiniéndose como sapiens se destruye a sí mismo?