Buenos días, y bienvenida sea la lluvia a las tierras y ríos burebanos.
Quiero recordar a dos hermosillanos que hace unos días se fueron a no sé Dónde..., digamos los cielos, digamos el paraíso infinito, a Ángel, hijo de Anfiloquio y Emilio Cueva, descansad en paz, en ese paraíso que a todos nos prometieron.
Quiero recordar a dos hermosillanos que hace unos días se fueron a no sé Dónde..., digamos los cielos, digamos el paraíso infinito, a Ángel, hijo de Anfiloquio y Emilio Cueva, descansad en paz, en ese paraíso que a todos nos prometieron.