La primavera irrumpe con toda su fuerza floral.
Almendros blancos y rosas, ciruelos, perales, cerezos y melocotoneros rosados son la belleza a contemplar.
El cuco canta en el bosque de ribera, la abubilla allá en la lejanía y el picatroncos no deja de golpear.
Los aviones de pecho blanco y dorsinegros son los acrobatas del aire en busca de insectos, parece que juegan al pilla-pilla.
Todo es primavera en la campiña, los eriales y en las huertas de Hermosilla.
Pero hete aquí, que como una oscura ave rapaz y sombría, la noche del jueves 6 de Abril, menos 7 grados de helada negra, asolo árboles y quemó toda la floración nacida.
Al carajo se fue de otoño e invierno, el duro trabajo.
Aún queda la flor del nogal, nispero y manzanos que la suerte nos acompañe y el cielo tienda su manto de armiño y seda en las noches de heladas negras.
Almendros blancos y rosas, ciruelos, perales, cerezos y melocotoneros rosados son la belleza a contemplar.
El cuco canta en el bosque de ribera, la abubilla allá en la lejanía y el picatroncos no deja de golpear.
Los aviones de pecho blanco y dorsinegros son los acrobatas del aire en busca de insectos, parece que juegan al pilla-pilla.
Todo es primavera en la campiña, los eriales y en las huertas de Hermosilla.
Pero hete aquí, que como una oscura ave rapaz y sombría, la noche del jueves 6 de Abril, menos 7 grados de helada negra, asolo árboles y quemó toda la floración nacida.
Al carajo se fue de otoño e invierno, el duro trabajo.
Aún queda la flor del nogal, nispero y manzanos que la suerte nos acompañe y el cielo tienda su manto de armiño y seda en las noches de heladas negras.
Esta tierra nuestra es tierra de sudor y de sacrificio.
Ingrata ante el trabajo del hombre.
Tanto trabajo... ¡para nada!
Ingrata ante el trabajo del hombre.
Tanto trabajo... ¡para nada!