Tengo en mis manos un librito de versos, regalado cordialmente, por D. Dionisio Cueva, " En ambas orillas". Y autor también del libro que conoceis casi todos los hermosillanos, "Hermosilla, su historia y sus gentes".
En el breve recorrido por sus versos y estrofas, he elegido este desgarrador y tierno soneto en recuerdo de su madre. Y que con su permiso, quiero dedicarlo a todos nuestros padres y madres:
"Vivo triste. La nube y la tormenta
rugen vibrantes en mi pecho. Asoma
la amenaza cruel y violenta
cual caudillo enemigo tras la loma.
El alma vibra y, al doblarse, toma
color y angustia de ilusión sangrienta,
sin luz, sin canto, sin amor, ni aroma
sin aura leve, sin caricia lenta.
¡Oh negro abismo, atormentado y fiero!
¡Oh claros días con amor trenzados!
¡Oh fiel recuerdo del amor primero!
Los tallos tiernos, por el sol dorados,
se agitan dentro de mi pecho entero...
¡Adioses tenues, de emoción bordados! "
Al despedirme de mi madre. Por D. Dionisio Cueva.
En el breve recorrido por sus versos y estrofas, he elegido este desgarrador y tierno soneto en recuerdo de su madre. Y que con su permiso, quiero dedicarlo a todos nuestros padres y madres:
"Vivo triste. La nube y la tormenta
rugen vibrantes en mi pecho. Asoma
la amenaza cruel y violenta
cual caudillo enemigo tras la loma.
El alma vibra y, al doblarse, toma
color y angustia de ilusión sangrienta,
sin luz, sin canto, sin amor, ni aroma
sin aura leve, sin caricia lenta.
¡Oh negro abismo, atormentado y fiero!
¡Oh claros días con amor trenzados!
¡Oh fiel recuerdo del amor primero!
Los tallos tiernos, por el sol dorados,
se agitan dentro de mi pecho entero...
¡Adioses tenues, de emoción bordados! "
Al despedirme de mi madre. Por D. Dionisio Cueva.