LA
VIRGEN DE LA
CUEVA
Da la casualidad que la famosa cueva y su correspondiente y milagrosa Virgen de la canción están en
Burgos, en concreto en
Hontangas un
pueblo de la Ribera del Duero situado a la vera del
río Riaza.
La curiosa
historia de la cueva de Hontangas se inicia cuando el pueblo prerromano de los vacceos, que tenía en el
valle del Riaza su frontera con los vecinos arévacos, sacralizó una pequeña cavidad abierta en las laderas rocosas que perfilan los páramos de Corcos.
El motivo de la elección fue sin duda la existencia de un copioso manantial que brotaba del interior de la
gruta. Los vacceos, como buenos celtas, tenían debilidad por las
fuentes a las que ofrecían ofrendas, sobre todo armas, en solemnes y concurridas ceremonias.
En época
romana fue un frecuentado centro de peregrinaje para los habitantes de la cercana colonia de Clunia Sulpicia. Y cuando el Imperio
Romano adoptó como única y oficial la religión cristiana la cueva pasó a albergar la imagen de una Virgen aparecida milagrosamente.
Al igual que durante siglos hicieron las mujeres vacceas y
romanas, las jóvenes casaderas de los 16
pueblos de la Comunidad de Villa y Tierra de Aza acudían en peregrinación hasta Hontangas para rogar a la Virgen que les concediera un buen parto.
Da la casualidad que la famosa cueva y su correspondiente y milagrosa Virgen de la canción están en Burgos, en concreto en Hontangas un pueblo de la Ribera del Duero situado a la vera del río Riaza.
La curiosa historia de la cueva de Hontangas se inicia cuando el pueblo prerromano de los vacceos, que tenía en el valle del Riaza su frontera con los vecinos arévacos, sacralizó una pequeña cavidad abierta en las laderas rocosas que perfilan los páramos de Corcos.
El motivo de la elección fue sin duda la existencia de un copioso manantial que brotaba del interior de la gruta. Los vacceos, como buenos celtas, tenían debilidad por las fuentes a las que ofrecían ofrendas, sobre todo armas, en solemnes y concurridas ceremonias.
En época romana fue un frecuentado centro de peregrinaje para los habitantes de la cercana colonia de Clunia Sulpicia. Y cuando el Imperio Romano adoptó como única y oficial la religión cristiana la cueva pasó a albergar la imagen de una Virgen aparecida milagrosamente.
Al igual que durante siglos hicieron las mujeres vacceas y romanas, las jóvenes casaderas de los 16 pueblos de la Comunidad de Villa y Tierra de Aza acudían en peregrinación hasta Hontangas para rogar a la Virgen que les concediera un buen parto.