En
Castilla y León, zona corcera por excelencia, el celo suele tener lugar entre final de julio y los primeros días del mes de agosto. Es un periodo en el que el corzo cambia su comportamiento de forma radical. Si en junio el
monte parecía haberse tragado a los machos, ahora éstos dan la cara a las claras, motivados por las hembras, que comienzan a ponerse altas, y porque ponen más atención en la defensa del territorio que marcaron allá en
primavera, mostrándose más agresivos con aquellos congéneres que osan traspasar sus fronteras.
Me ves? Ya no me ves!