Ubicada en plena
Sierra de
Pinares, la villa de
Hontoria del Pinar es bosque y
agua, que de ahí le viene el nombre. El primer documento escrito donde se la menciona es del año 1008, con el nombre de Fonte Aurea, con el significado de
fuente dorada o fuente de oro. Ricas
aguas que sirvieron para asentarse aquí las poblaciones más primitivas, y que los
romanos aprovecharon para dejar sus huellas, como el
puente llamado
Campanario o la Fuentona. Se sabe que en época
medieval era cabeza de alfoz, por lo que tuvo que tener
castillo, del que solo se conserva el nombre de un paraje. Duros tuvieron que ser los primeros siglos de vida con escasa población, pero todo cambió con su incorporación a la Real Cabaña de Carreteros, donde se cuenta que de los 319 vecinos existían 276
carretas. Un gran impulso económico para la villa que se truncó con la Guerra de la Independencia. Ante la requisa del invasor se levantó en armas el
pueblo y junto al guerrillero Cura Merino derrotaron a los franceses en una escaramuza en el paraje de Costalago. Tuvieron que pasar unos años para que Hontoria recuperase su esplendor, y esto fue en 1843, cuando Pedro Egaña fundó la primera
fábrica de resinas de
España. Una riqueza, la resinación de sus
pinos, que duró hasta mediados del siglo XX, donde superó los 1.500 habitantes.
Hasta aquí un poco de su
historia, ahora visitaremos la villa, pero primero iremos a Costalago, un paraje en medio del bosque y donde hubo un despoblado, pero que ha pasado a la historia por la escaramuza que el Cura Merino, con su guerrilla y vecinos del pueblo consiguió vencer en una emboscada al
ejército francés compuesto por 500 jinetes, tras arrojarles desde el portillo troncos de pinos talados y provocar tal desaliento que aprovecharon los guerrilleros para vencer a los galos. La subida, aunque empinada se puede realizar en
coche. Las vistas son espectaculares.
Volvemos al pueblo. Caminar por sus estrechas
calles bien conservadas, es pasar por la historia de este pueblo.
Casas antiguas con
portadas en
arco de medio punto, otras con dinteles de
piedra,
tejados a varias aguas, etc. Se conjuga lo antiguo con las nuevas construcciones.
Para recordar su pasado hay colocados dos hitos, uno un
monumento a los resineros y otro una
carreta de las muchas que surtieron la Real Cabaña.
Destaca en el pueblo su
iglesia, la Asunción de Nuestra Señora, de tres naves y
cruz latina, construida en estilo barroco, posiblemente sobre otra anterior de estilo
románico. El
ábside es rectangular y la
portada es barroca con pilastrones y arco de medio punto y tres
hornacinas. Su alta
torre tiene las troneras para las
campanas. En su interior se conserva una
pila románica decorada con gallones. En el interior del ábside y sobre el
retablo mayor hay unas pinturas murales en estuco. Hay varios
retablos en la iglesia, el mayor es clasicista del siglo XVI y otros menores barrocos de los siglos XV y XVI. Junto al
coro hay un
órgano barroco.
También cuenta Hontoria con dos
ermitas, una dedicada al
Cristo de
San Juan, de estilo románico. En su portada tiene don pilastras con
capiteles decorados muy sencillos y una arquivolta que rodea el arco de medio punto decorada con volutas.
La otra
ermita es la de San Roque, sin un estilo a destacar y restaurada recientemente. En ella se celebra una gran
fiesta el día del
Santo con gran devoción por parte de los vecinos.
Junto a la iglesia parroquial se conserva el
rollo jurisdiccional del siglo XVII. Sobre una base de tres escalones un pilar redondo sostiene un
capitel romano invertido. Aún conserva las argollas para sujetar a los condenados.
Nos vamos a visitar el puente romano. Ubicado sobre el
río Lobos servía de paso a la calzada
romana. Llamado en el pueblo con el nombre de Campanario, tiene tres
arcos, descansando dos de ellos sobre una
roca en mitad del río.
Otra visita que no puede faltar es la Fuentona, de origen romano es una de las dos que tuvo el pueblo de esa época. Se encuentra en la ribera del río Lobos y hacia su cañón nos dirigimos, aunque la tremenda trompa de agua que nos está cayendo nos impide penetrar más de lo que quisiéramos. Otro día volveremos, seguro. Porque Hontoria del Pinar ha apostado por el turismo de
naturaleza, y ha creado en los últimos años varias rutas senderistas para el disfrute de los andarines. Una de ellas es seña de entidad de la villa, la entrada al Cañón de Río Lobos en la parte burgalesa. A ello se suma la creación recientemente de un espacio de autocaravanas para este tipo de viajeros que se quieran adentrar en el Cañón o realizar otras rutas.
Y también apuntaros a sus
fiestas, que no faltan a lo largo del año. Las Candelas y San Blas,
Carnaval, Pingada del Mayo,
Hoguera de San Juan, Nuestra Señora y San Roque o San Cosme y San Damián. Seréis bien recibidos y disfrutaréis de la amabilidad de los vecinos de Hontoria.