A poco más de 20 kilómetros de
Burgos, en la etapa 13 del
Camino Francés, encontrarás un
pueblo tan pequeño como singular:
Hornillos del Camino. Hoy queremos contarte qué hacer y qué ver en este pueblo, famoso por su profunda hospitalidad.
Hornillos del Camino es uno de los
pueblos del Camino de Santiago Francés en los que merece la pena detenerse. Después de la ajetreada ciudad de Burgos, esta localidad típicamente castellana ofrece tranquilidad y
tradición. Hornillos del Camino es uno de los mejores ejemplos de pueblo-camino o pueblo jacobeo.
Si lo que quieres es disfrutar de la
naturaleza en todo su esplendor, entonces el Camino Francés desde Burgos es perfecto para ti. Cuéntanos más sobre tus fechas y con quiénes quieres peregrinar y deja que nosotros nos encarguemos del resto.
Hornillos del Camino: origen e
historia
En el pasado esta localidad, de la que se tiene constancia desde el siglo IX, recibió el nombre de Forniellos (
hornos en los que se preparaban las tejas). Posteriormente adoptó el nombre de Hornillos del Camino.
El cambio de nomenclatura refleja claramente la fuerte vinculación con el Camino de Santiago que tuvo la localidad desde que se comenzó a peregrinar a Santiago. Hace casi un milenio que este pueblo jacobeo recibe peregrinos, proporcionándoles amparo y protección.
Esta tradición ha hecho que sus gentes sean afamadas por su acogida. Por su puesto, es imposible no vincular la hospitalidad de Hornillos del Camino con la historia de los hospitales de peregrinos. Ya en el pasado, en el siglo XIX, esta localidad contaba con tres hospitales.
Uno era el de
San Lázaro en el que se acogía tanto a leprosos como a peregrinos. Otro era el del
Santo Espíritu que se solo se dedicaba a la acogida de romeros y peregrinos. También existen constancia de la existencia de un tercero, aunque no se dispone de mucha
información de este último. Los tres desaparecieron con el tiempo.
El primer
albergue de peregrinos
En el año 1989, Lourdes Lluc, una peregrina catalana, ante la inexistencia de
albergues ni sitios donde
comer, decidió poner en marcha la primera
casa albergue. “Una sencilla casa con habitaciones y cocina, abierta las 24 horas del día”, recuerda la peregrina en las entrevistas que ha concedido a medios de comunicación.
Aquella casa en Hornillos del Camino acogía desinteresadamente a todos los peregrinos que pasaban por allí. Todo un acto de hospitalidad, generosidad y amor por el concepto más social del Camino de Santiago.
La red de voluntarios que nació en Hornillos del Camino
La idea de Lourde Lluc animó a otros y muy pronto más gente quiso sumarse a la iniciativa de Lourdes. Al año siguiente, en 1990, se inauguró una red de hospitalidad. El tiempo fue pasando y el proyecto siguió creciendo con fuerza, superando todas las expectativas.
En el 1993, tan solo tres años después, más de 100 personas formaban parte de la causa: habían nacido los Hospitaleros Voluntarios. Una red de hospitalidad que aún sigue viva.
A día de hoy, ese sentimiento encendido por Lourdes reúne a más de 6.000 voluntarios de unas 40 nacionalidades diferentes, a lo largo de todo del Camino de Santiago. Su función es la de cuidar a los peregrinos, informar sobre el patrimonio cultural, regalar un lugar para comer y descansar, etc.
El Camino de Santiago es una experiencia de contraste entre el auto descubrimiento, la soledad y la
amistad más espontánea. Estas experiencias son posibles, en buena medida, gracias a la colaboración desinteresada de otros peregrinos y de muchos de los vecinos que encontrarás en cada aldea. Este pueblo burgalés un maravilloso ejemplo de la esencia jacobea.