EL PENSAMIENTO
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Cual suele abeja inquieta, revoloteando
por florido pensil entre mil rosas,
hasta venir a hallar las más hermosas,
andar con dulce trompa susurrando;
mas luego que las ve, con vuelo blando
baja, y bate las alas vaporosas,
y en medio de sus hojas olorosas
el delicado aroma esta gozando;
así, mi bien, el pensamiento mío
con dichosa zozobra por hallarte,
vagaba, de amor libre, por el suelo;
pero te vi, rendíme y mi albedrío,
abrasado de luz, goza al mirarte,
gracias que envidia de tu rostro el cielo.
Juan Meléndez Valdés.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. -.-.-.- ... (ver texto completo)
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Cual suele abeja inquieta, revoloteando
por florido pensil entre mil rosas,
hasta venir a hallar las más hermosas,
andar con dulce trompa susurrando;
mas luego que las ve, con vuelo blando
baja, y bate las alas vaporosas,
y en medio de sus hojas olorosas
el delicado aroma esta gozando;
así, mi bien, el pensamiento mío
con dichosa zozobra por hallarte,
vagaba, de amor libre, por el suelo;
pero te vi, rendíme y mi albedrío,
abrasado de luz, goza al mirarte,
gracias que envidia de tu rostro el cielo.
Juan Meléndez Valdés.
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