EMIGRANTE
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Ayer salí de mi patria,
hoy hace más de tres años.
He rodado por la vida,
mil peripecias pasando;
he vivido muchos días
por suelos y mundos varios.
Mucho rodar en cadena,
mucho rodar, demasiado,
con algunos días buenos,
con muchos, muchos aciagos,
y en el corazón sangrante,
siempre cual dardo clavado,
aquel "adiós" de mi madre,
tan triste, tan desolado,
tan lastimero y sentido,
tan sincero y sollozando:
"Adiós, mi querido hijo;
adiós mi hijo adorado,
mi bendición te acompañe
con la de Dios soberano,
y El te devuelva en salud,
sino de bienes colmado"...
Y con el alma abatida,
y el pensamiento apenado,
me fui, como sin quererlo,
del dulce hogar alejando,
con el corazón en prensa,
de pura pena sangrando,
más dolorido al cerrar
puerta en mis ojos al llanto,
por amor propio viril,
más que por querer y agrado.
............................
Ya se aleja el bus, primero,
tras despedidas y abrazos;
parte fiero el tren expreso,
luego en aceros rodados,
duro, estridente, veloz,
cual cumplidor despiadado,
que ahoga en fieros silbidos
y en secos ruidos chirriados,
las penas de las que parten
de sus seres bienamados,
por voluntad una veces,
otras por fuerza o por hado,
y algunas por olvidar
amores o desencantos.
A lomos de barco y ola,
atravesé el gran océano,
llegando a Santo Domingo,
isla noble de antillanos,
tierra acogedora y fértil,
suelo de Colón amado.
Proseguí luego mi viaje
tras estancia de dos años
hasta el nuevo continente,
en vuelo por ir más raudo.
Americano me siento
en suelo venezolano,
suelo también colombino,
no sin razón admirado,
donde hasta el día y la fecha,
perdura el indio enselvado,
fiero como en otros tiempos,
fuerte y altivo a igual grado.
Tierra de sueños de miles,
con leyendas de Dorado.
Tierra de libertadores,
suelo de ancestros hispanos,
fuente de riquezas muchas,
puerto de eternos indianos,
alivio de los sedientos
del oro negro sembrado.
Hasta aquí llegué yo un día.
¡Nunca lo hubiera soñado,
aunque fui muy soñador, siempre
desde tiernos años!...
Hasta aquí rodé en cadena,
sin proponer ni pensarlo,
con las heridas cerradas
hoy, por el tiempo y espacio;
con pocos amores nuevos,
y de ellos no todos santos;
sinceros muy poquititos;
durables, pocos, contados.
¡Qué triste andar por el mundo
como peñasco rodando,
rumiando las amarguras,
cual jilguerillo pintado,
que llora en la selva, solo,
con arpegios sus quebrantos,
sin nadie más que le escuche,
que selva en silencio el llanto;
.............................. ..
Volverán al dulce hogar,
volverán al suelo patrio,
las oscuras golondrinas,
con sus pinceladas blanco.
Emigrantes de los mares,
volverán, a no dudarlo,
a sus nidos do amorosas
dejaron recuerdos santos.
* Ambrosio Marijuán Romero. Año 1958.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.
*El autor de la poesía es el que aparece en la foto. Fue Emigarante y Educador
en el Nuevo Mundo. Natural de nuestro querido pueblo. ... (ver texto completo)
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Ayer salí de mi patria,
hoy hace más de tres años.
He rodado por la vida,
mil peripecias pasando;
he vivido muchos días
por suelos y mundos varios.
Mucho rodar en cadena,
mucho rodar, demasiado,
con algunos días buenos,
con muchos, muchos aciagos,
y en el corazón sangrante,
siempre cual dardo clavado,
aquel "adiós" de mi madre,
tan triste, tan desolado,
tan lastimero y sentido,
tan sincero y sollozando:
"Adiós, mi querido hijo;
adiós mi hijo adorado,
mi bendición te acompañe
con la de Dios soberano,
y El te devuelva en salud,
sino de bienes colmado"...
Y con el alma abatida,
y el pensamiento apenado,
me fui, como sin quererlo,
del dulce hogar alejando,
con el corazón en prensa,
de pura pena sangrando,
más dolorido al cerrar
puerta en mis ojos al llanto,
por amor propio viril,
más que por querer y agrado.
............................
Ya se aleja el bus, primero,
tras despedidas y abrazos;
parte fiero el tren expreso,
luego en aceros rodados,
duro, estridente, veloz,
cual cumplidor despiadado,
que ahoga en fieros silbidos
y en secos ruidos chirriados,
las penas de las que parten
de sus seres bienamados,
por voluntad una veces,
otras por fuerza o por hado,
y algunas por olvidar
amores o desencantos.
A lomos de barco y ola,
atravesé el gran océano,
llegando a Santo Domingo,
isla noble de antillanos,
tierra acogedora y fértil,
suelo de Colón amado.
Proseguí luego mi viaje
tras estancia de dos años
hasta el nuevo continente,
en vuelo por ir más raudo.
Americano me siento
en suelo venezolano,
suelo también colombino,
no sin razón admirado,
donde hasta el día y la fecha,
perdura el indio enselvado,
fiero como en otros tiempos,
fuerte y altivo a igual grado.
Tierra de sueños de miles,
con leyendas de Dorado.
Tierra de libertadores,
suelo de ancestros hispanos,
fuente de riquezas muchas,
puerto de eternos indianos,
alivio de los sedientos
del oro negro sembrado.
Hasta aquí llegué yo un día.
¡Nunca lo hubiera soñado,
aunque fui muy soñador, siempre
desde tiernos años!...
Hasta aquí rodé en cadena,
sin proponer ni pensarlo,
con las heridas cerradas
hoy, por el tiempo y espacio;
con pocos amores nuevos,
y de ellos no todos santos;
sinceros muy poquititos;
durables, pocos, contados.
¡Qué triste andar por el mundo
como peñasco rodando,
rumiando las amarguras,
cual jilguerillo pintado,
que llora en la selva, solo,
con arpegios sus quebrantos,
sin nadie más que le escuche,
que selva en silencio el llanto;
.............................. ..
Volverán al dulce hogar,
volverán al suelo patrio,
las oscuras golondrinas,
con sus pinceladas blanco.
Emigrantes de los mares,
volverán, a no dudarlo,
a sus nidos do amorosas
dejaron recuerdos santos.
* Ambrosio Marijuán Romero. Año 1958.
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*El autor de la poesía es el que aparece en la foto. Fue Emigarante y Educador
en el Nuevo Mundo. Natural de nuestro querido pueblo. ... (ver texto completo)