¡Que lindo! es ver un
campo sembrado de remolachas. Esta
hortaliza, tan beneficiosa para el ser humano deberiamos comerla más a menudo. Existen muchas clases de ella pero en
España hay dos tipos preferentes: La azucarera y la forrajera, según su destino final de las mismas. En el
pueblo sólo cultivabamos la forrajera. Con la cual alimentabamos a los
cerdos. Y ¡Que lindos se ponian!.
Su simiente recuerda por el tamaño a un grano de pimienta, pero con piquitos como una estrella, de
color amarillo oscuro. Se siembran unos 8 ó diez semillas en cada hoyo. Luego se debia practicar el entresacado, que consistia en eliminar
todas las nacidas menos una. Esto llevaba mucho trabajo. Y en algunos puntos de España como la Mancha requeria muchos trabajadores temporeros.