en nuestro
pueblo, a éste
juego de niños lo llamabamos. Castro hecho y bien derecho. Cualquier lugar nos iba bien para jugar, si no lo teniamos a mano con un palo lo dibujabamos en el suelo, en la misma tierra y con simples piedrecillas de dos
colores o tamaños, botones o monedas nos servian como fichas. El juego como muchos de vosotros sabeis es muy sencillo. Se trata de que cada jugador logre poner sus fichas en linea recta para que éste se anote un tanto. El juego es para dos personas que intervienen por turno, moviendo cada vez una sola ficha.