las
torres de las
Iglesias, las casonas abandonadas o los
graneros son los lugares casi siempre elegidos por esta ave rapaz
nocturna para hacer la crianza de sus pequeños. Este ave no bien vista por los supersticiosos y acusada injustamente de beberse el aceite de las iglesias es muy beneficiosa para el campesino por ser su dieta básicamente de roedores que engulle enteros regurcitando luego los huesecillos y los pelos del animal en forma de pequeñas bolas. Tiene un volar sigiloso con el que sorprende facilmente a sus vistimas, pero asusta a los humanos. Su sonido es garrasposo en forma de siseo.