para ser un buen tallista se necesita ingenio y habilidad además de disponer de buenas maderas de roble, fresno, sabina... y de las gubias y formones adecuados. En ocasiones van policromadas con efectos bien sorprendentes, una de las técnicas que se usó en Castilla para esta decoración fue la del estofado, que nada tiene que ver con la cocina.