la siega en los años cincuenta del pasado siglo era muy penosa, ya que se realizaba a mano con una hoz bajo un temible sol abrasador. La prontitud de la operación requeria muchas veces la ayuda de gente venida de otros lugares a los que se les llamaba agosteros, personas contratadas para las labores de la cosecha a los que se contrataban previo acuerdo pecunario. Normalmente eran hombres jóvenes en los que en sus hogares habia un excedente de hermanos, ya que en aquel entonces habia muchas
familias numerosas.