Para eso fuimos hechos:
Para recordar y ser recordados
Para llorar y hacer llorar
Para enterrar a nuestros muertos;
Por eso tenemos brazos largos para los adioses
Manos para coger lo que fue dado
Dedos para cavar la tierra.
Así será nuestra vida:
Una tarde siempre olvidando
Una estrella apagándose en tinieblas
Un camino entre dos túmulos;
Por eso tenemos que velar
Hablar bajo, pisar leve, ver
A la noche dormir en silencio.
No hay mucho que decir:
Una canción sobre una cuna
Un verso, tal vez, de amor
Una oración por quien se va;
Pero que no se olvide esa hora
Y nuestros corazones por ella
Se abandonen, graves y simples.
Pues para eso fuimos hechos:
Para esperar en el milagro
Para participar en la poesía
Para ver la faz de la muerte;
De repente no esperaremos…
La noche es joven hoy; y de la muerte, sólo,
Hemos nacido, inmensamente.
Marcos Vinícius de Moraes
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