CONSUELO
Tortolilla grácil,
blanca palomita,
rosario de gracias,
sol de mediodía,
estatua sublime
por Dios esculpida
en mármol y fuego,
sutil poesía.
Espejo es tu cara
do Febo se mira,
y viéndose impuro,
te adora y se humilla.
Tu faz soñadora,
de carmín teñida,
tiene fuego y rosas,
en boca y mejillas.
Tus ojos serenos,
de gracia infinita,
matan, si desdeñas;
si miras dan vida.
Muerto estoy por ti
venustosa niña,
¿cómo no me sanas?
¿por qué no miras?
Un trono en mi pecho
tienes, virgencita,
y a tus pies postrados
mi alma y mi lira.
Tienes los cabellos
en hebras finísimas,
por la espalda sueltos
en lindas sortijas.
Es bella tu boca,
graciosa, y chiquita.
delicado cofre
de perlas muy finas,
y es tu cuerpo esbelto
como el de una ninfa.
Si estrechan tus brazos,
dulzura infinita,
mas brazos temidos,
son si es que retiras.
¿Y qué de tus manos
decir tierna niña?
permite las bese,
escultura linda,
pues semejan gracias
por soles bruñidas,
do hasta los anillos,
pulsera y sortijas
desdicen cual sombras
en el claro día.
Y ¿cómo loar,
en casta poesía
tus dos bellas rosas
del pecho prendidas?
Si venus te viera,
sirena lindísima
hiriénranla celos,
matárala envidia.
Por eso no quiero,
dulce tortolilla
seguirte loando,
pues mi humilde rima,
más que enaltecerte
te amengua y desbrilla.
Tan sólo te ruega
quien versos te brinda
que escuches mi musa
y atiendas mi lira,
sin que tan torneadas
pernas marfilinas,
al de mí ausentarte,
alejen mi dicha,
ni tu andar gracioso,
lleno de delicias
con suave simbreo
de granada espiga,
de mi vista huyendo
me depare espinas.
Ambrosio Marijuán Romero
*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
Tortolilla grácil,
blanca palomita,
rosario de gracias,
sol de mediodía,
estatua sublime
por Dios esculpida
en mármol y fuego,
sutil poesía.
Espejo es tu cara
do Febo se mira,
y viéndose impuro,
te adora y se humilla.
Tu faz soñadora,
de carmín teñida,
tiene fuego y rosas,
en boca y mejillas.
Tus ojos serenos,
de gracia infinita,
matan, si desdeñas;
si miras dan vida.
Muerto estoy por ti
venustosa niña,
¿cómo no me sanas?
¿por qué no miras?
Un trono en mi pecho
tienes, virgencita,
y a tus pies postrados
mi alma y mi lira.
Tienes los cabellos
en hebras finísimas,
por la espalda sueltos
en lindas sortijas.
Es bella tu boca,
graciosa, y chiquita.
delicado cofre
de perlas muy finas,
y es tu cuerpo esbelto
como el de una ninfa.
Si estrechan tus brazos,
dulzura infinita,
mas brazos temidos,
son si es que retiras.
¿Y qué de tus manos
decir tierna niña?
permite las bese,
escultura linda,
pues semejan gracias
por soles bruñidas,
do hasta los anillos,
pulsera y sortijas
desdicen cual sombras
en el claro día.
Y ¿cómo loar,
en casta poesía
tus dos bellas rosas
del pecho prendidas?
Si venus te viera,
sirena lindísima
hiriénranla celos,
matárala envidia.
Por eso no quiero,
dulce tortolilla
seguirte loando,
pues mi humilde rima,
más que enaltecerte
te amengua y desbrilla.
Tan sólo te ruega
quien versos te brinda
que escuches mi musa
y atiendas mi lira,
sin que tan torneadas
pernas marfilinas,
al de mí ausentarte,
alejen mi dicha,
ni tu andar gracioso,
lleno de delicias
con suave simbreo
de granada espiga,
de mi vista huyendo
me depare espinas.
Ambrosio Marijuán Romero
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