CORAZÓN EN PENA
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Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor dolorosa,
Todas mis ansias y afrentas.
Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
Con cuanto me agobia el alma.
Tu, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio y puro,
Te arrastras. pálido y duro,
Mi amoroso compañero.
Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.
Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti me desvía
De tu dichosa armonía
Y natural mansedumbre.
Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo.
Blanco allá como la muerte,
Otra arremetes y ruges,
Otra con el peso crujes
De un dolor más que tu fuerte,
¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?
¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos;
Verso, o nos condenamos juntos,
O nos salvamos los dos.
José Marti
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Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor dolorosa,
Todas mis ansias y afrentas.
Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
Con cuanto me agobia el alma.
Tu, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio y puro,
Te arrastras. pálido y duro,
Mi amoroso compañero.
Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.
Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti me desvía
De tu dichosa armonía
Y natural mansedumbre.
Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo.
Blanco allá como la muerte,
Otra arremetes y ruges,
Otra con el peso crujes
De un dolor más que tu fuerte,
¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?
¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos;
Verso, o nos condenamos juntos,
O nos salvamos los dos.
José Marti
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