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EL LUGAREÑO Y EL MAGNATE
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Un señor de calidad,
por dar, con magia distinta,
a su vida vanidad,
se iba en verano a la quinta
y en invierno a la ciudad.
Tras la casa del señor,
la de un labrador había,
ruin casa en que el labrador
así el hielo atería
como le asaba el calor.
Por más de cincuenta abriles,
fue casa de tanta mella
nido de gorriones viles,
y a la del señor desde ella,
pasaban después a miles.
Incomodado el usia
porque al asomar el día,
los gorriones, con empeño,
con su"chau chau", si dormía,
le interrumpían el sueño.
la casa del labrador,
furioso sin más arrasa.
- ¿Y tal sinrazón, diréis pasa?-
Era más rico el señor,
y vino abajo la casa.
Sin casa ya los gorriones
do anidar en los abriles,
del otro a los murallones
fueron, después más que a miles,
los malditos a millones.
Y a cada instante al señor
cantándole la aleluya,
le entraron en tal rencor,
que, cual la del labrador,
tuvo que arrasar la suya.
Justo premio al que inclemente,
pudo dejar sin consuelo
a un labrador indigente.
........................
Siempre se ensucia la frente
el loco que escupe al cielo.
Ramón de Campoamor.
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Un señor de calidad,
por dar, con magia distinta,
a su vida vanidad,
se iba en verano a la quinta
y en invierno a la ciudad.
Tras la casa del señor,
la de un labrador había,
ruin casa en que el labrador
así el hielo atería
como le asaba el calor.
Por más de cincuenta abriles,
fue casa de tanta mella
nido de gorriones viles,
y a la del señor desde ella,
pasaban después a miles.
Incomodado el usia
porque al asomar el día,
los gorriones, con empeño,
con su"chau chau", si dormía,
le interrumpían el sueño.
la casa del labrador,
furioso sin más arrasa.
- ¿Y tal sinrazón, diréis pasa?-
Era más rico el señor,
y vino abajo la casa.
Sin casa ya los gorriones
do anidar en los abriles,
del otro a los murallones
fueron, después más que a miles,
los malditos a millones.
Y a cada instante al señor
cantándole la aleluya,
le entraron en tal rencor,
que, cual la del labrador,
tuvo que arrasar la suya.
Justo premio al que inclemente,
pudo dejar sin consuelo
a un labrador indigente.
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Siempre se ensucia la frente
el loco que escupe al cielo.
Ramón de Campoamor.
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